Yo también soy persona, y si me pinchas, sangro.

domingo, 14 de noviembre de 2010


Y cuando llegas a casa, después de una tarde chillando, riendo, bailando, sintiéndote libre, piensas, cuando por fin estás sola, que hay algo dentro de ti que te pide a gritos plantar cara y darles un abrazo. No sentir que te mira y callarte. Mirarse los dos, con una sensación extraña dentro que no te deja sostenerle la mirada demasiado tiempo. Porque sientes sus ojos taladrándote y aunque te guste notar que te mira, tú callas y sonríes, tú escuchas un: 'Te estaba mirando' y asientes ilusionada. Sientes un pequeño vacío cuando te tiras sobre tu cama y abrazas tu almohada. Porque esperas que ese pequeño saco de plumas se convierta en su piel suave y en su mirada profunda.
Para prevenir ilusiones rotas, lo mejor es no hacerse ilusiones.
Pero sin esperanzas, ¿qué sentido tiene vivir?


No hay comentarios:

Publicar un comentario